miércoles, 23 de octubre de 2013

ME LLAMAN RADICAL, ¿HE DE PEDIR PERDON POR ALGO?

Ahora se llama «radical» a todo lo que tiene aspecto de desaforado, intolerante, forma de vestir, de expresarse a nada que parezca relacionado con la honradez de la política.
El asunto me repatea por dos motivos.
Primero, porque “radical”, en rigor, es aquel que apunta a la raíz de las cosas, sin irse por las ramas. El Diccionario de la Academia define así el término, en tanto que sustantivo: “Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático.”
Segundo, porque se habla de lo radical como lo opuesto a lo apacible, lo moderado y lo tolerante. Sin embargo, muchos de quienes son tenidos por moderados no tienen nada de estupendos.
Por poner un ejemplo: nadie califica a las fuerzas de orden público de “radical”; sin embargo, cuando sacan de sus casas a las personas y las dejan en la calle a golpes ¿Son “radicales” o no? Otro ejemplo: ¿Son “radicales” las Fuerzas Armadas de EEUU destacadas en Irak? No he oído a nadie que las tilde de tales. Pero ¿No sería un pelin excesivo presentarlas como tolerantes?
Sí, me llaman radical quienes aspiran a ser lo que nunca podrán ser, los que nunca sabes si van o vienen, los que me dicen que soy muy buena persona, buen trabajador, buen padre, buen marido, buen abuelo, pero sin embargo me dicen que estoy fuera de contexto porque soy “radical”, ellos sabrán lo que quieren decir, para mi no hay termino medio, o soy bueno o soy malo, o soy del Betis o soy del Sevilla.
Al final, y aunque lo hagan sin pretenderlo, cuando hablan de “radical” parten del sobreentendido de que un radical es, por fuerza, alguien que se expresa desde fuera del sistema constituido, sin respetar las componendas pactadas por la gente de orden.
Pues bien: si de eso se trata, me declaro “radical”, aspiro a ir a la raíz de lo que nos esta pasando. Y estoy dispuesto a defender “reformas extremas, especialmente en sentido democrático.”.
Soy “radical” en mis principios, pero dialogante con quienes piensan distinto a mi, soy demócrata porque no impongo nada por la fuerza, soy buena persona porque no le hago daño a nadie, soy sano porque no soy envidioso pero eso sí, soy “radical” por lo que dice el termino de la real academia, voy a la raíz de los problemas, no me gusta irme por las ramas, no me gusta hacer teatro para agradar por agradar, porque no me gusta prometer lo que creo que no podré cumplir, en ese sentido soy “radical”, y soy radical porque no me cayo, porque no me dejo engañar y porque me rebelo ante las injusticias y los engaños hacia los más débiles.
¿He de pedir perdón por ello? ¿O simplemente sentirme orgulloso de cómo soy? Pues eso, prefiero ser “radical” y seguir en la lucha.